Un terremoto de 8,3 grados se origino en el fondo del mar de Okhotsk (Rusia) el 24 de mayo de 2013, su causa sigue siendo un misterio. Sin embargo, un estudio publicado por la Science revela que este fenómeno, ocurrido a unos 609 kilómetros de profundidad, es el más potente registrado hasta la fecha.
Los autores del trabajo, pertenecientes a la Universidad de California en Santa Cruz, el Instituto de Tecnología de California y la Universidad de Utah (EEUU), han revelado que el sismo liberó la energía equivalente a la explosión de 36 millones de kilogramos de dinamita y produjo una grieta de 180 kilómetros, la más larga conocida.
Los investigadores analizaron las ondas sísmicas emitidas durante el evento. "Miles de estaciones de todo el mundo registraron el temblor de tierra al propagarse por la roca”, explican.
El enorme agujero que produjo el fenómeno constituye una falla, un deslizamiento de dos placas tectónicas, las piezas que constituyen la corteza terrestre, con una velocidad de ruptura de unos 9.000 kilómetros por hora, datos que se asemejan más a terremotos superficiales que a temblores profundos. El terreno se movió hasta 10 metros.
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